EL CAMINO CORRECTO

La senda que recorre la economía española es muy estrecha y en cuanto ponemos un pie fuera los mercados nos sacuden una bofetada. Si nos relajamos en el rigor del gasto público, los mercados nos castigan; si los indicadores económicos nos sitúan en el estancamiento o recesión económica, los mercados nos castigan.

La cosa es, ¿cómo conseguir evitar el estancamiento económico sin incumplir los compromisos de estabilida presupuestario asumidos frente a bruselas y el resto del mundo?

Es cierto que el margen de maniobra es mínimo, el gobierno español, al igual que el del resto de países de la UE, se comprometió ante Bruselas a rebajar su déficit fiscal hasta el 3%. Por eso me sorprendió la proposición del candidato Rubalcaba de pedir una demora de 2 años para el cumplimiento del compromiso de déficit.

España tiene que pasar de un déicit del 11,1% de su PIB en 2009 a un 3% en 2013, basado practicamente en su totalidad en la reducción del gasto fiscal al no existir apenas margen para incrementar los ingresos.

La estabilidad presupuestaria es un objetivo muy loable, pero debería existir una cierta flexibilidad para su logro. Es imposible reducir drásticamente el gasto sin un efecto perverso en el empleo y en el crecimiento.

Se está demostrando que la estabilidad presupuestaria como dogma económico no es nada bueno, sino que el fin último de la economía es el crecimiento. De hecho, los EEUU han tenido tradicionalmente un déficit fiscal alto, pero su nivel de crecimiento se ha encargado de enjuagar cualquier riesgo financiero.

El próximo día 20 tenemos elecciones generales, pero podemos encontrarnos que los mercados financieros enmienden la plana a los pueblos, obligándoles a cambiar el gobierno democráticamente elegido. Así ha pasado en Grecia y es lo que apuntan ahora mismo en Italia. Esto sí que sería peligroso.