EL DEBATE

Hoy es el día después del tan esperado debate entre los dos principales candidatos a la presidencia del gobierno. Día de valoraciones. Para los acólitos de uno de los candidatos es el ganador indiscutible y lo mismo sucede en la orilla de enfrente con el otro candidto.

Para este blog me fijé en la primera parte del debate, que era la centrada en economía y empleo, y creo que puedo decir que más que un perdedor y/o un ganador tenemos 48 millones de españoles como perdedores.

El debate fue mediocre y con poca chicha, porque así fueron los debatientes. Rubalcaba se lanzó a un ataque desesperado e incluso nos dijo lo qué hará su contricante cuando resida en la Moncloa. Por su parte, Rajoy se empeñó en recordarnos los errores del pasado en el PSOE, llegando hasta el año 1992 (20 años no es nada que decía el tango...).

En las propuestas de ambos candidatos pocas novedades concretas, la de cal y la de arena. No es ya que el 21-N, día después de las elecciones, no vaya a cambiar nada, es que en los dos próximos años poco va a cambiar en el principal problema de la sociedad española, el paro.

Rajoy, único candidato con posibilidades para gobernar según las encuestas, decidió hablar poco y ser poco concreto. Era el que ayer tenía mucho más para perder que para ganar. Demostró que prefiere no mojarse demasiado hasta que no esté al mando de la nave.

Rubalcaba solo podía ir a mejor. Podía lanzarse a anunciar medidas más arriesgadas y de mayor gusto para el gran público, consciente de que no tendrá que ponerlas en práctica (pedir a la UE una mora de dos años en la estabilización del déficit fiscal).

Que haya una diferencia tan clara en la intención de voto antes del debate desvirtúa el mismo y tiene el insulso resultado que vimos ayer.  

Quién ha ganado o perdido el debate se verá el 20-N. Partimos de la encuesta del CIS: PP 190 escaños, PSOE 120 escaños, ese es el baremo de medida para ver el ganador del debate.